Los porteros tenemos una imagen de duros, fríos, seguros como muros..., pero ¿detrás de esa imagen que hay?, ¿que tienen los porteros en la cabeza?
Mi opinión siempre ha sido que no estamos locos, hay que estar muy cuerdo para asumir los riesgos que asumimos, para administrar la presión y responsabilidad de mantener la portería a cero, un loco pondría en peligro el éxito de la campaña.
Estamos mucho tiempo solos en la portería, hay que mantenerse atento, motivado y "metido" en el partido y hay que reaccionar en el momento justo. Tenemos que saber gestionar los éxitos y fracasos con lo rápido que podemos pasar de un estado al otro, superar decisiones del cuerpo técnico que en ocasiones no compartimos...

Todos somos humanos, y los porteros también, tenemos miedos, nervios, temores al fracaso y al ridículo... lo que ocurre es que lo disimulamos muy bien.
Luego están esos momentos, que son más numerosos, en los que nadie nos puede doblegar, nos sentimos invencibles y la portería se no hace pequeña detrás porque somos titanes, acróbatas del fútbol listos para, de cualquier manera, evitar que nos venza el gol. Nos sentimos los mejores, con una fuerza que nace en nuestra mente y fluye a todas las partes del cuerpo, somos una barrera humana al servicio de un equipo que percibimos que confía ciegamente en nosotros.
Por todo, lo bueno y lo malo, es un placer inigualable sentirse portero.