sábado, 13 de agosto de 2016

El día que perdí el pelo.


Última jornada de la temporada 2006-07, estaba en Deportes Romero y nos jugábamos el no descender de Regional Preferente a 1° Provincial. Teníamos todas las de perder, éramos los que menos posibilidades teníamos. Además jugábamos fuera de casa, en Tarifa, viento asegurado y contra un equipo que no se jugaba nada. Es peligroso, porque en realidad no sabes si se juegan algo o no...

Durante la semana nos lo tomamos con tranquilidad lo que te dejaba la sensación de que las cosas iban a salir bien. Uno de los delanteros del plantel durante la semana estaba algo más nervioso y le estaba costando marcar goles así que hice una apuesta con él...
Si marcas el domingo y nos salvamos me rapo el pelo al cero. Ante esta apuesta, él  mismo se ofreció a pelarme. Yo por esa época solía llevar el pelo como para tener que usar una cinta.
Recuerdo que eso lo motivo aun más.

Durante la semana, conforme iba pasando, nos íbamos sintiendo más unidos y fuertes para afrontar ese partido decisivo, éramos un buen grupo con mezcla de jugadores del club de toda la vida, jóvenes y veteranos con experiencia en la categoría (entre los que estaba yo).

El partido era por la tarde y en un día que resultó ser como para ir a la playa. El día antes supe que iba a tener un gran apoyo, mi amor y algunos familiares estarían presentes.

Después de una mañana de espera y un almuerzo rápido me dirigí a la convocatoria. Por cierto, me lleve una peladora ya que tenía confianza que lo conseguiríamos, e incluso en que marcaría el desafiado...

Ese día todos los miembros de la plantilla viajaron para apoyar a equipo, poco a poco se iba notando que íbamos acercándonos al momento.

Llegamos, dejamos los macutos en el vestuario y comprobamos que el césped estaba en perfectas condiciones, pero, normal en Tarifa, hacia viento. De hecho veíamos de fondo cometas de la gente que estaba en la playa que está al lado del estadio.

Salimos a jugar con nuestra segunda equipación, a la que le teníamos cariño, así que bien.


Antes de empezar hicimos un corrillo en el centro del campo, el capitán dijo unas palabras y nos confabulamos para vencer.


 

Al descanso nos fuimos 0-2 y con el partido controlado. Sobre el ecuador de esa primera parte hubo una ocasión clave para que perdiese mi apuesta, mano a mano con el meta contrario, pero el delantero retado fallo y justo en la siguiente, mano a mano en contra que pude resolver favorablemente. A partir de ahí todo rodado y dos goles de ventaja al descanso, como ya he dicho.


 

En el descanso, sensaciones de que a poco que mantuviésemos la misma línea, nuestra parte estaba hecha.

Salimos y... el 0-3, alivio pero mucho tiempo por delante.

Para que fuera un día inolvidable faltaba lo que ocurrió en cinco minutos... nos vimos con 2-3 en el marcador y aun mucho tiempo para el final.

Desde ese momento aguantamos heroicamente, la defensa era una muralla y llegamos al descuento donde hubo un momento en el que a todos se nos paro el corazón. El Tarifa atacó, centro al segundo palo, remate casi a placer y... balón fuera...
En ese momento, fuimos varios los que apretamos al rematador...-que no os jugáis nada...-

Por fin final y noticias de que los resultados en los demás campos nos favorecían... - estamos salvados...- explosión de alegría y celebración en el césped. Mezcla de euforia y alivio, en cuanto pude salude y celebré con los míos que se habían desplazado y atendí la llamada de mi padre que estaría intrigado y llamó justo en aquel momento.




La celebración continuó en el vestuario y entonces casi todos a la vez nos acordamos de la apuesta.
Me hubiera gustado perderla pero no se cumplió que mi compañero marcará el gol... aun así dejándome llevar por la alegría deje que me pelara y allí mismo "perdí el pelo".


Por todo, aquel fue un día único que aún recordamos cuando nos juntamos los que vivimos aquella jornada.