Este verano el Atlético Madrid se lamentaba de perder a uno de los mejores porteros del mundo del momento, el gran Thibaut Courtois, y no sabía que podrían hacer. Pronto se ficharon a dos, uno portero revelación en Europa con 21 años, Jan Oblak que venía del Benfica después de causar sensación en la liga lusa, y el otro un veterano consagrado de nuestra liga, Miguel Ángel Moyá.
Tanto uno como otro me resultaron una sorpresa ya que de Oblak no se sabía mucho y Moyá que a pesar de tener una trayectoria, no lo veía como para a estas alturas dar otro salto a un grande, como en su momento hizo cuando firmó con el Valencia.
Los planes parecía que eran que el portero joven fuera el titular para ir haciéndolo de cara al futuro, además de que había sido un traspaso supermillonario y que Moyá sería el veterano suplente de garantías.
Resulta que al final por circunstancias todo fue al revés y aunque pareciera que sería algo momentáneo, al final, Miguel Ángel estaba dando un gran rendimiento lo que le valió la titularidad incondicional. Todo ayudado en parte también por la poca confianza que transmitió Oblak cuando le tocó jugar.
Moyá sería, por o menos esta temporada, el protagonista y Jan esperaría, quizás aun no estaba para ser portero de un grande en España. En una entrevista escuché decir a Moyá que Oblak sería con toda seguridad el portero del futuro del Atlético pero que ahora estaba jugando él porque las cosas le habían salido bien y procuraría seguir, pero que Jan era un portero de muchísima calidad.

Me ha impresionado la calidad y seguridad en su juego, se ve que el club colchonero tiene portero para muchos años porque, a diferencia de Courtois que era cedido, Oblak es propiedad. Pero todo puede pasar y en un futuro, si sigue progresando, podríamos verlo en uno de los más grandes de Europa.
De momento es el nuevo ídolo de la afición atlética que ya le canta obli, Oblak... cada día te quiero más... obli obli, obli Oblak...
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