domingo, 25 de octubre de 2015

Héroe o villano.


En la pasada jornada de Champions pudimos ver la prueba más claras de lo que significa la frase de cabecera de este blog. Hablo de la actuación de Manuel Neuer portero del Bayern de Munich, considerado en la actualidad el mejor portero del mundo, que fue capaz de hacer en un mismo partido la que puede ser la mejor parada del año de la Champions y cometer un error que significaría el primer gol del Arsenal.




Se ha hablado mil veces de que un portero por mucho que pare durante un partido, si comete un error solo se recordará ese error, algo que es totalmente injusto. El portero por el riesgo que corre en cada jugada está más expuesto a los fallos, o por lo menos que estos sean más llamativos. Ejemplo de esto, trasladado a una carrera deportiva, es el mítico Luis Miguel Arconada que, a pesar de haber sido un portero que marcó época y que ayudó a que su equipo, la Real Sociedad, ganara dos títulos de Liga, una Copa del Rey y dos Supercocas de España, sin olvidar sus excepcionales actuaciones con la selección española, sobre todo en la Eurocopa de Francia 1984, donde España alcanzó la final en la que sucedió lo que, lamentablemente, todo el mundo recuerda. Arconada cometió un error que acabó en gol de Patini y que finalmente, junto un otro tanto sobre el final del partido, significó que España fuera segunda en aquel certamen. ¿Es justo que sea recordado por ese momento con todo lo bueno que hizo? Evidentemente no, pero esto es ser portero y con eso hay que convivir.

Neuer terminaría sufriendo por sentirse culpable sin ni siquiera pensar en las acciones positivas y como dijo Víctor Valdés en la entrevista que hace unos meses le hizo Marlon Becerra, es mejor quedarse con lo bueno, a lo malo no es necesario darle tantas vueltas, se sabe en que se ha errado y porqué (minuto 26:40). También hay que decir que es difícil conseguir esto ya que el fallo se queda dando vueltas en la cabeza el portero, incluso sin quererlo, hasta días después.




No se puede olvidar el enorme mérito que tiene quien se pone entre los tres palos, asumiendo todo lo que conlleva el jugar en el puesto más bonito del fútbol. Pocas veces se les considerará ganadores de partidos pero con facilidad se les culpará ante una jugada "rara"... incluso en ocasiones, hoy en día, se les pone en duda en jugadas en las que claramente no han tenido responsabilidad. 

A pesar de todo, no hay nada como jugar de portero, lo que se siente deteniendo un disparo, descolgando un centro, merodeando por el área de meta mientras esperas tu momento, sintiendo la frustración de los contrarios al deshacer sus ilusiones de gol... no tiene precio.




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